“Señor, Enséñanos a Orar”

Por Randall Tidmore

Lucas 11:1 Aconteció que, estando Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: -Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos.

Introducción:

I. Las Escrituras muestran que la oración fue una parte importante en la vida de Cristo.
A. Después de alimentar a los 5000, salió a una montaña para orar.

Mateo 14:23 Una vez despedida la gente, subió al monte para orar a solas; y cuando llegó la noche, estaba allí solo.
B. Antes de escoger a sus apóstoles, oró toda la noche.
Lucas 6:12 Aconteció en aquellos días que Jesús salió al monte para orar, y pasó toda la noche en oración a Dios.
C. Después de estar con la gran multitud se apartó muy de la mañana para orar.
Marcos 1:35 Habiéndose levantado muy de madrugada, todavía de noche, Jesús salió y se fue a un lugar desierto y allí oraba.
D. Cada vez que le encontramos comiendo, siempre dio gracias por la comida primero.
1. Alimentando a los 5000: Mateo 14:19
2. Alimentando a los 4000: Marcos 8:6,7
3. Instituyendo su cena: Mateo 26:26,27
4. Comiendo con los discípulos después de su resurrección: Lucas 24:30
E. En el tiempo de su agonía: Mateo 26:36
F. El contenido más grande de una de sus oraciones que tenemos registrado en Juan 17.
II. Si la oración fue tan importante para Jesucristo, el Hijo de Dios, cuanto más debe ser para nosotros. “Señor, enséñanos a orar.”

Cuerpo:

I. ¿Cómo debemos orar?

A. Conforme a la “voluntad de Dios”.

Mateo 26:39-44 Pasando un poco más adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: -Padre mío, de ser posible, pase de mí esta copa. Pero, no sea como yo quiero, sino como tú. Volvió a sus discípulos y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: -¿Así que no habéis podido velar ni una sola hora conmigo? Velad y orad, para que no entréis en tentación. El espíritu, a la verdad, está dispuesto; pero la carne es débil. Por segunda vez se apartó y oró diciendo: -Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad. Cuando volvió otra vez, los halló durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño. Dejándolos, se apartó de nuevo y oró por tercera vez, repitiendo las mismas palabras.
1 Juan 5:14-15 Y ésta es la confianza que tenemos delante de él: que si pedimos algo conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquier cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.
B. Hemos de dirigirlas al Padre celestial.
Mateo 6:9 Vosotros, pues, orad así: Padre nuestro que estás en los cielos: Santificado sea tu nombre,
C. En el nombre de Jesucristo.
Colosenses 3:17 Y todo lo que hagáis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.
Juan 14:6 Jesús le dijo: -Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
1 Timoteo 2:5 Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre,
Juan 16:23-27 En aquel día no me preguntaréis nada. De cierto, de cierto os digo que todo cuanto pidáis al Padre en mi nombre, él os lo dará. Hasta ahora no habéis pedido nada en mi nombre. Pedid y recibiréis, para que vuestro gozo sea completo. Os he hablado de estas cosas en figuras; pero viene la hora cuando ya no os hablaré más en figuras, sino claramente os anunciaré acerca del Padre. En aquel día pediréis en mi nombre, y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros, pues el Padre mismo os ama, porque vosotros me habéis amado y habéis creído que yo he salido de la presencia de Dios.
D. Con fe.
Santiago 1:6-7 Pero pida con fe, no dudando nada. Porque el que duda es semejante a una ola del mar movida por el viento y echada de un lado a otro. No piense tal hombre que recibirá cosa alguna del Señor.
E. Evitando los obstáculos a nuestras oraciones.
1. Queriendo agradar a los hombres en vez de hablar a Dios.
Lucas 20:46-47 Guardaos de los escribas, a quienes les gusta andar con ropas largas, que aman las salutaciones en las plazas, las primeras sillas en las sinagogas y los primeros asientos en los banquetes. Estos, que devoran las casas de las viudas y como pretexto hacen largas oraciones, recibirán mayor condenación.
2. El orgullo.
Lucas 18:9-14 Dijo también esta parábola a unos que confiaban en sí mismos como que eran justos y menospreciaban a los demás: “Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; y el otro, publicano. El fariseo, de pie, oraba consigo mismo de esta manera: ’Dios, te doy gracias que no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano. Ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que poseo.’ Pero el publicano, de pie a cierta distancia, no quería ni alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: ’Dios, sé propicio a mí, que soy pecador.’ Os digo que éste descendió a casa justificado en lugar del primero. Porque cualquiera que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.”
3. Pidiendo “mal”.
Santiago 4:3 Pedís, y no recibís; porque pedís mal, para gastarlo en vuestros placeres.
4. Maltratando a la esposa.
1 Pedro 3:7 Vosotros, maridos, de la misma manera vivid con ellas con comprensión, dando honor a la mujer como a vaso más frágil y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no sean estorbadas.
5. Rechazando la ley de Dios en cuanto a la “cubierta”.
1 Corintios 11:4-5 Todo hombre que ora o profetiza con la cabeza cubierta, afrenta su cabeza. Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza no cubierta, afrenta su cabeza, porque da lo mismo que si se hubiese rapado.
6. La injusticia en nuestros días.
1 Pedro 3:12 Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos están atentos a sus oraciones. Pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal.
1 Juan 3:22 y cualquier cosa que pidamos, la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos las cosas que son agradables delante de él.
a. No vivir sin pecar nunca, porque todos hemos pecado.
1 Juan 1:8 Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.
b. Es vivir sin “practicar” el pecado.
1 Juan 3:9 Todo aquel que ha nacido de Dios no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él, y no puede seguir pecando, porque ha nacido de Dios.
7. No perdonando a nuestros hermanos.
Marcos 11:25 Y cuando os pongáis de pie para orar, si tenéis algo contra alguien, perdonadle, para que vuestro Padre que está en los cielos también os perdone a vosotros vuestras ofensas.
Proverbios 21:13 El que cierra su oído al clamor del pobre también clamará, y no se le responderá.
Santiago 2:13 Porque habrá juicio sin misericordia contra aquel que no hace misericordia. ¡La misericordia se gloría triunfante sobre el juicio!
8. Con ira.
1 Timoteo 2:8 Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos piadosas, sin ira ni discusión.
9. Con vanas repeticiones.
Mateo 6:7 Y al orar, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que serán oídos por su palabrería.
10. La ingratitud
Colosenses 4:2 Perseverad siempre en la oración, vigilando en ella con acción de gracias.

II. ¿Por qué debemos orar?

A. Para pedir las bendiciones de cada día.
Mateo 6:11 El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.
B. Para dar gracias a Dios.
Filipenses 4:6-7 Por nada estéis afanosos; más bien, presentad vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús.
C. Para pedir ayuda en tiempos de tentación.
Mateo 26:41 Velad y orad, para que no entréis en tentación. El espíritu, a la verdad, está dispuesto; pero la carne es débil.
Mateo 6:13 Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal. [Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria por todos los siglos. Amén.]
Santiago 4:7-8 Someteos, pues, a Dios. Resistid al diablo, y él huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Limpiad vuestras manos, pecadores; y purificad vuestros corazones, vosotros de doble ánimo.
1 Pedro 5:6-9 Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios para que él os exalte al debido tiempo. Echad sobre él toda vuestra ansiedad, porque él tiene cuidado de vosotros. Sed sobrios y velad. Vuestro adversario, el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quién devorar. Resistid al tal, estando firmes en la fe, sabiendo que los mismos sufrimientos se van cumpliendo entre vuestros hermanos en todo el mundo.
D. Para pedir perdón por nuestros pecados.
Hechos 8:22-24 Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad y ruega a Dios, si quizás te sea perdonado el pensamiento de tu corazón; porque veo que estás destinado a hiel de amargura y a cadenas de maldad.  Entonces respondiendo Simón dijo: -Rogad vosotros por mí ante el Señor, para que ninguna cosa de las que habéis dicho venga sobre mí.
E. Para que se divulgue el evangelio.
Lucas 10:2 Y les decía: “A la verdad, la mies es mucha, pero los obreros son pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.
Romanos 10:1 Hermanos, el deseo de mi corazón y mi oración a Dios por Israel es para salvación.
2 Tesalonicenses 3:1-2 Por lo demás, hermanos, orad por nosotros para que la palabra del Señor se difunda rápidamente y sea glorificada, así como sucedió también entre vosotros; y que seamos librados de hombres perversos y malos; porque no es de todos la fe.
F. Para que prediquemos como debemos.
Colosenses 4:2-4 Perseverad siempre en la oración, vigilando en ella con acción de gracias. A la vez, orad también por nosotros, a fin de que el Señor nos abra una puerta para la palabra, para comunicar el misterio de Cristo, por lo cual estoy aún preso. Orad para que yo lo presente con claridad, como me es preciso hablar.
Efesios 6:19-20 Y también orad por mí, para que al abrir la boca me sean conferidas palabras para dar a conocer con confianza el misterio del evangelio, por el cual soy embajador en cadenas; a fin de que por ello yo hable con valentía, como debo hablar.
G. Para pedir sabiduría.
Santiago 1:5-7 Y si a alguno de vosotros le falta sabiduría, pídala a Dios, quien da a todos con liberalidad y sin reprochar; y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada. Porque el que duda es semejante a una ola del mar movida por el viento y echada de un lado a otro. No piense tal hombre que recibirá cosa alguna del Señor.
H. Para que podamos vivir en paz.
1 Timoteo 2:1-3 Por esto exhorto, ante todo, que se hagan súplicas, oraciones, intercesiones y acciones de gracias por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que llevemos una vida tranquila y reposada en toda piedad y dignidad. Esto es bueno y aceptable delante de Dios nuestro Salvador,

III. El “Cómo” Dios contesta nuestras oraciones.

A. A veces Dios dice “Sí”, a veces dice “más tarde”, y a veces dice “algo más será mejor”.
B. A veces Dios dice, “No”.
1. Dios dijo a su Hijo “No” tres veces.
Mateo 26:39-44 Pasando un poco más adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: -Padre mío, de ser posible, pase de mí esta copa. Pero, no sea como yo quiero, sino como tú. Volvió a sus discípulos y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: -¿Así que no habéis podido velar ni una sola hora conmigo? Velad y orad, para que no entréis en tentación. El espíritu, a la verdad, está dispuesto; pero la carne es débil. Por segunda vez se apartó y oró diciendo: -Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad. Cuando volvió otra vez, los halló durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño. Dejándolos, se apartó de nuevo y oró por tercera vez, repitiendo las mismas palabras.
a. Algunos piensan cuando Dios dice “No” quiere decir que sus oraciones no han sido oídas.
b. “No” es una respuesta.
Hebreos 5:7-9 Cristo, en los días de su vida física, habiendo ofrecido ruegos y súplicas con fuerte clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído por su temor reverente. Aunque era Hijo, aprendió la obediencia por lo que padeció. Y habiendo sido perfeccionado, llegó a ser Autor de eterna salvación para todos los que le obedecen,
c. Si Dios pudo decir “No” a su Hijo, ¿por qué no podrá hacerlo con nosotros?
2. Dios dijo a Pablo “No” tres veces, también.
2 Corintios 12:8-9 En cuanto a esto, tres veces he rogado al Señor que lo quite de mí; y me ha dicho: “Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en tu debilidad.” Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que habite en mí el poder de Cristo.
a. A veces “No” es la mejor respuesta.
b. Pablo vio bendiciones en la respuesta de Dios.
2 Corintios 12:7 Y para que no me exalte desmedidamente por la grandeza de las revelaciones, me ha sido dado un aguijón en la carne, un mensajero de Satanás, que me abofetee para que no me enaltezca demasiado.
2 Corintios 12:10 Por eso me complazco en las debilidades, afrentas, necesidades, persecuciones y angustias por la causa de Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.
c. Debemos confiar en el juicio de Dios cuando nos diga “No”.
3. Dios siempre contesta nuestras oraciones, pero algunas veces no nos da la respuesta que queríamos.

IV. Preguntas y dudas sobre la oración.

1. ¿Qué tan larga debe ser una oración?
a. Tan larga como sea necesario para decir todo que deseamos decir a Dios.
1) Jesucristo oró toda la noche.
Lucas 6:12 Aconteció en aquellos días que Jesús salió al monte para orar, y pasó toda la noche en oración a Dios.
2) Moisés oró por 40 días a favor de Israel.
Deuteronomio 9:25-26 Yo me postré delante de Jehovah cuarenta días y cuarenta noches; me postré, porque Jehovah dijo que os iba a destruir. Oré a Jehovah diciendo: Oh, Señor Jehovah, no destruyas a tu pueblo, a tu heredad que has rescatado por tu grandeza, al cual sacaste de Egipto con mano poderosa.
3) Epafras luchaba fervientemente siempre en oración a favor de los Colosenses.
Colosenses 4:12 Os saluda Epafras, quien es uno de vosotros, siervo de Cristo siempre solícito (“rogando encarecidamente” RV. 1960) por vosotros en oración, para que estéis firmes como hombres maduros y completamente entregados a toda la voluntad de Dios.
4) ¡Qué tan interesante es lo que Pablo implicó en sus instrucciones a los casados!
1 Corintios 7:5 No os neguéis el uno al otro, a menos que sea de acuerdo mutuo por algún tiempo, para que os dediquéis a la oración y volváis a uniros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia.
b. Estos son ejemplos de oraciones privadas.
c. Las oraciones en los cultos de adoración…
1) No deben cansar toda la congregación.
2) No son para impresionar a la audiencia.
2. Cuando decimos que la oración cambia cosas, ¿realmente puede cambiar la voluntad de Dios?
a. Hay tres frases que necesitamos considerar:
1) “Si Dios quiere…”
Santiago 4:13-15 ¡Vamos pues ahora los que decís: “Hoy o mañana iremos a tal ciudad, estaremos allá un año y haremos negocios y ganaremos”! Vosotros, los que no sabéis lo que será mañana, ¿qué es vuestra vida? Porque sois un vapor que aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece. Más bien, deberíais decir: “Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello.”
a) Esta frase es mal aplicada muchas veces.
b) Este pasaje no está enseñando nada acerca de la oración, más bien contra la jactancia de la vida futura.
c) No se trata de hacer planes para hacer algo si Dios quiere que lo hagamos, sino de hacer planes para hacer algo si Dios nos presta vida para realizarlo.
2) “Hágase tu voluntad”
Mateo 26:39-44 Pasando un poco más adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: -Padre mío, de ser posible, pase de mí esta copa. Pero, no sea como yo quiero, sino como tú.  Volvió a sus discípulos y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: -¿Así que no habéis podido velar ni una sola hora conmigo? Velad y orad, para que no entréis en tentación. El espíritu, a la verdad, está dispuesto; pero la carne es débil.  Por segunda vez se apartó y oró diciendo: -Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad.  Cuando volvió otra vez, los halló durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño. Dejándolos, se apartó de nuevo y oró por tercera vez, repitiendo las mismas palabras.
a) Jesucristo hizo su petición al Padre, pero humildemente sometió a lo que fuera el mejor juicio del Padre.
b) Dios sabe todas las cosas. Su juicio siempre es correcto y mejor.
c) Si nuestra petición no causa conflicto con su santa voluntad, quizás tomará la decisión de darnos lo que pedimos.
d) Si nuestra petición causa conflicto con su santa voluntad, debemos desear que no nos lo de.
3) “Según o conforme a su voluntad”
1 Juan 5:14-15 Y ésta es la confianza que tenemos delante de él: que si pedimos algo conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquier cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.
a) Esta frase no es igual a “Hágase tu voluntad”.
b) Esto no trata a que “decimos” en nuestras oraciones, sino a “cómo” oramos.
c) Esto no significa que si pedimos que Dios haga algo, y Él ya iba a hacerlo de antemano, entonces nos va a contestar nuestra oración.
d) Este pasaje no promete que el cristiano recibirá lo que desea, sino más bien enseña que Dios escuchará nuestra oración y que la contestará. Todavía su respuesta puede ser “No”.
e) ¿Qué quiere decir, “conforme a su voluntad”? “Guardar sus mandamientos y hacer las cosas que le son agradables o sea obedecerle.
1 Juan 3:22 y cualquier cosa que pidamos, la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos las cosas que son agradables delante de él.
Lucas 12:47 Porque aquel siervo que entendió la voluntad de su señor y no se preparó ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes.
Mateo 7:21 “No todo el que me dice ’Señor, Señor’ entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
f) Una parte de pedir “conforme a su voluntad” es humildemente calificar nuestras peticiones con el deseo expresado que se haga lo que sea mejor, cuando todas las cosas han sido consideradas, en vez de lo que nos parece mejor desde nuestro limitado punto de  vista.
g) Cuando lo hacemos así, como Cristo lo hizo, entonces estamos orando conforme a su voluntad, y sabemos que nos va a oír y contestar, quizá no como habíamos esperado o pensado, pero en la manera que realmente será mejor.
b. Alguien me preguntó, “¿Es la oración que cambia cosas o es Dios quien cambia las cosas?”
1) Rehúso entremeterme en una discusión filosófica sobre la oración. El fruto de tales discusiones será negativo en vez de positivo.
2) En oración pedimos que Dios cambiara algo. A veces cambia las circunstancias, otras veces nos cambia a nosotros para que podamos soportar las circunstancias.
c. Acuérdense de lo que escribió el apóstol Pablo:
Romanos 8:26 Y asimismo, también el Espíritu nos ayuda en nuestras debilidades; porque cómo debiéramos orar, no lo sabemos; pero el Espíritu mismo intercede con gemidos indecibles.
d. Esto no debe desanimarnos para no orar, sino darnos aún más confianza en que si oramos por algo dañino, no solamente hemos dado a Dios quien sabe todas las cosas, el Todopoderoso el derecho de hacer un veto a nuestra petición, más bien le hemos fervientemente pedido que lo haga.
Hebreos 4:14-16 Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que ha traspasado los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra confesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no puede compadecerse de nuestras debilidades, pues él fue tentado en todo igual que nosotros, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, con confianza al trono de la gracia para que alcancemos misericordia y hallemos gracia para el oportuno socorro.

Conclusión:

1. El orar es un privilegio y una de las bendiciones espirituales que solamente los que están en Cristo pueden disfrutar. Debe ser apreciado.
2. Pablo valoró las oraciones de sus hermanos, aunque fueron “niños” en Cristo.
1 Tesalonicenses 5:25 Hermanos, orad también por nosotros.
2 Tesalonicenses 3:1 Por lo demás, hermanos, orad por nosotros para que la palabra del Señor se difunda rápidamente y sea glorificada, así como sucedió también entre vosotros;
3. Necesitamos orar unos por otros.
Santiago 5:16 Por tanto, confesaos unos a otros vuestros pecados, y orad unos por otros de manera que seáis sanados. La ferviente oración del justo, obrando eficazmente, puede mucho.
4. “Señor, enséñanos a orar”

 

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